Las culturas urbanas han
llegado a expandirse desde su lugar de origen hacia los demás continentes, lo
que ha traído consigo un fenómeno cultural y social que es amplia mente notorio
en muchas de nuestras ciudades latinoamericanas.
Pues bien, es
curioso notar como cada vez vemos a muchos jóvenes buscar una identidad en
estas culturas, los observamos en colegios, universidades, en la calle, incluso
en algunos empleos. Ya sea por moda o porque realmente ven en ellas un estilo
de vida, pero creo que lamentablemente lo que en realidad generan es el alejamiento
de la esencia, de lo que verdaderamente somos, tapando cada día más nuestras
raíces ancestrales propias y autóctonas de nuestros lugares de origen.
Se adaptan y
copian una forma de vida traída del exterior sin tener en cuenta que estos
nacieron principalmente bajo un contexto propio de donde se originaron, es
decir que no es lo mismo un rapero autentico de la ciudad de Nueva York a un
rapero ecuatoriano, no es lo mismo un obrero skinhead ingles a uno colombiano.
Un claro ejemplo es el de los skinheads que surgieron por un lado tras la
crisis económica que azotó a Inglaterra en 1969, lo que activo movimientos del
proletariado en dicho país. De manera que constituyo una base racional en su
origen. Entonces podría partir del hecho de
que cuando las culturas urbanas se implementan e incorporan en nuestra
sociedad, se buscan pretextos rebuscados en defensa de su adaptado estilo de
vida, intentando siempre buscar las similitudes con nuestros problemas.
Sería oportuno
dejar claro que no por lo dicho anteriormente tendremos que ser excluyentes
frente a todo tipo de música y prácticas artísticas que nos ofrecen estas
culturas, pues pueden ser saludables y puestas en práctica para aportar de
manera interior en nuestras vidas, ej. El punk nos ofrece una crítica radical
de la sociedad, el reggae nos brinda espiritualidad, conciencia y esperanza
para el mundo; el rap nos ofrece con sus líricas la lucha frente a la opresión
y el racismo, convirtiéndose en un espejo de la realidad, además de ese arte
callejero que transmite mensajes y llena las calles de vida.
En conclusión
sería útil adoptar interiormente muchos pensamientos y algunas prácticas de
dichas culturas, si así se desea, pero nunca jugar a ser algo que no somos,
especialmente nosotros los latinos que tenemos nuestros propios problemas y
nuestra propia lucha, ¿para qué copiar estéticas a la hora de vestir?, ¿vestir
todos igual?, ¿limitarse a un solo pensamiento establecido?...... en pocas
palabras “Debemos dejar de sentirnos y creernos diferentes en un mundo de
iguales”.
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